Enfermedades
Embarazo y Esclerosis Múltiple
Por el Prof. Lluís Cabero, Presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, para la Fundación Esclerosis Múltiple Barcelona.
ASPECTOS PSICOLÓGICOS
EL ESTADO EMOTIVO:
Frecuentemente, las primeras semanas después
del parto son como una "montaña rusa" emotiva.
Hay momentos en los que la moral de la nueva madre está por
las nubes, pero en otros momentos predomina la fatiga, las frustraciones
que conlleva el cuidado de un bebé. Es importante recordar
que hay razones para sentirse un poco desanimada, que no dependen
necesariamente de la presencia de la EM.
Independientemente de la EM, es normal sentirse cansada; de hecho,
el elevado consumo de hierro durante el embarazo y la hemorragia
del parto pueden inducir una anemia, por no hablar de los desvelos
nocturnos que hacen perder a la nueva madre unas preciosas horas
de sueño.
En este período los niveles hormonales sufren más
transformaciones, regresando progresivamente a su estado precedente:
esto, como ya habíamos indicado, provoca cambios de humor
imprevistos.
Además de estas razones de naturaleza orgánica, subyace
el temor de no ser capaz de asumir todas las responsabilidades que
conlleva la maternidad y la nueva relación con la pareja,
quién también se sentirá bajo la presión
de las nuevas responsabilidades.
La nueva madre puede percibir una agresividad,
no manifiesta aparentemente, en la relación con el propio
hijo; estos sentimientos a menudo son la expresión de una
percepción de pérdida de la propia libertad y de la
conciencia de que el embarazo ha cambiado el propio cuerpo; a menudo,
a causa de tales sentimientos se puede vivir una sensación
de culpa hacia el bebé, al no percibirse como una buena madre
según los cánones tradicionales. El sentimiento de
culpa puede ser aún mayor debido a la presencia de una discapacidad
y, por tanto, mayor dificultad para desarrollar algunas actividades
propias del cuidado de un bebé. Tengamos en cuenta que, a
menudo, después del nacimiento, todas las atenciones de los
familiares y amigos se centran
en el bebé, olvidando las necesidades emotivas de la madre.
La unión de estos factores puede dar origen a la comúnmente
denominada "depresión posparto". En muchas
mujeres la "depresión pospartow desaparece gradualmente;
las hormonas vuelven a sus niveles normales, la nueva madre consigue
descansar un poco más y poco a poco va encontrando formas
útiles de afrontar los cambios derivados del nacimiento del
bebé. Se trata de una sintomatología típicamente
ligada al período inmediatamente posterior al nacimiento
del bebé. En el caso de que dichos síntomas no desapareciesen,
es aconsejable contactar con un médico para evitar que la
situación se agrave.
LA ACTIVIDAD SEXUAL:
El nacimiento de un hijo condiciona inevitablemente
el equilibrio emotivo construido precedentemente en el interior
de la pareja.
También en el plano sexual pueden manifestarse cambios: pueden
ser cambios incluso positivos si los nuevos padres consiguen superarlos
con creatividad y disponibilidad recíproca.
Algunas dificultades habituales tienen fácil solución:
* Los nuevos padres frustrados por la ausencia de relaciones sexuales:
es importante encontrar el tiempo para comunicarse los propios sentimientos
y emociones utilizando diferentes canales, como un mayor contacto
físico, mediante caricias, abrazos, además de un mayor
esfuerzo por mejorar la comunicación.
* Inicialmente, la relación sexual puede ser dolorosa para
la mujer; cuando ha sido realizada una epifísectomía
durante el parto, las primeras relaciones sexuales deben tenerse
con cuidado.
* Otros condicionamientos a las relaciones sexuales pueden derivarse
de los ya citados cambios hormonales, de la lactancia al pecho y
de la dificultad para tener una lubricación vaginal normal.
Aumentar los contactos iniciales y buscar nuevas zonas erógenas
puede favorecer la satisfacción sexual y el descubrimiento
del propio cuerpo y del de la pareja.
* Si uno de los miembros de la pareja (habitualmente la nueva madre)
se siente demasiado cansado como para tener relaciones sexuales,
es muy fácil que el otro miembro de la pareja sienta resentimiento.
Se corre el riesgo de interpretar el rechazo como desinterés
o falta de atención a la pareja, en lugar de entenderlo dentro
un período de intenso estrés ; en estos casos es fundamental
poder comunicar libremente a la pareja los sentimientos para poder
alcanzar una situación satisfactoria para ambos.
Muchos problemas se resolverán de forma natural con el paso
del tiempo: por ejemplo, el bebé empezará a dormir
más regularmente. Es importante recordar que las dificultades
en las relaciones sexuales son a menudo el reflejo de problemas
en otras áreas de la relación de la pareja.
Cuando las parejas son capaces de discutir sus problemas explícitamente,
los cambios en las relaciones sexuales son una oportunidad para
alcanzar una mayor complicidad en la pareja.
DESDE EL NUEVO PADRE
Las consideraciones expuestas hasta aquí
se han hecho desde el punto de vista de la mujer discapacitada ante
un posible embarazo.
A menudo se excluye la figura masculina en argumentos como el embarazo,
ya que se considera que está al margen de un acontecimiento
que es "femenino". En realidad, la comunicación
y el compartir el estado de ánimo de la pareja ayudan a superar
conjuntamente momentos de dificultad. A pesar del embarazo, es importante
continuar viéndose como pareja y no sólo percibirse
como futuros padres. Para el futuro padre, el cual vive la experiencia
como un observador extemo, es esencial poder compartir las emociones
y las sensaciones de su pareja: el temor del futuro padre de pasar
a un segundo plano después del nacimiento del bebé
puede ser disminuido si se comparten todas las experiencias de los
nueve meses del embarazo.
¿Y si el futuro padre es afectado de EM?
Las emociones, además de ser superponibles a las de un nuevo
padre no afectado, puede ser similares, en algunos aspectos»
a las de una mujer discapacitada que decide ser madre. Naturalmente,
en el caso de que sea el padre el afectado de EM, las repercusiones
físicas son indirectas, si bien después del parto
también el nuevo padre puede tener dificultades para participar
activamente en el cuidado del neonato. Como ha sido aludido anteriormente,
una ulterior consideración es la referida a la posible sensación
de exclusión de la experiencia del embarazo; el temor de
sentirse apartado es común a todos los futuros padres: un
hombre no puede experimentar la satisfacción interior que
produce un embarazo. La presencia de una discapacidad puede acentuar
estos sentimientos, debidos al temor de no poder atender adecuadamente
al propio hijo; la pérdida de un papel activo en el ámbito
de la familia o en el ámbito social o laboral puede amplificarse
con el embarazo de la pareja; sentimientos de falta de adaptación,
a menudo ya presentes, pueden verse reafirmados.
CONCLUSIONES
La elección de tener un hijo es para cualquier persona una elección muy delicada y que implica valoraciones dentro de la propia esfera instintiva, moral y emotiva y que, además, debe de tener en cuenta los aspectos económicos y de organización familiar. En un núcleo familiar en el que uno de los miembros es afectado por una enfermedad que potencialmente conlleva una discapacidad, como es la EM, la elección puede ser aún más difícil. Animar o desanimar sobre tal decisión sería un error. El médico o el profesional que está en contacto con la persona afectada de EM y con su familia sólo puede informar y siempre teniendo presente el desconocimiento que todavía existe sobre esta enfermedad. Podrá decir que no existen en la EM riesgos de contraer la enfermedad de forma hereditaria, podrá decir que el grado de discapacidad provocado por la EM no está influenciado por el hecho de tener hijos, podrá quizá decir que se pueden tener vagas indicaciones sobre el pronóstico de la enfermedad después de al menos 3-5 años de enfermedad, pero puede saber muy poco o nada sobre las motivaciones que llevan a una pareja a desear tener un hijo, y mucho menos puede saber cuál será el nivel de colaboración de todo el núcleo familiar en el cuidado de un niño con padre o madre discapacitados. En las parejas en las cuales uno de los miembros es afectado de EM, como en cualquier otra pareja, la decisión de tener un hijo no puede ser subjetiva.. Debe ser una decisión informada y, a los elementos decisivos que cualquier pareja debe tener en cuenta, se deben añadir aquellos relacionados con la enfermedad y la implicación que éstos pueden tener sobre la pareja, el núcleo familiar y el eventual hijo.
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